Darío Schmunck y Ariel Magnani tienen mucho en común. Ambos son emprendedores y están interesados en expandir su negocio. Los dos se dedican al rubro automotriz con diferentes productos: elaboración de dispositivos especiales electromecánicos para uno, y armado de carrocerías, para el otro. Sin embargo, ya con algunos años de experiencia en el mercado, el destino recién los cruzó en septiembre del año pasado, cuando se conocieron cursando el Programa Universitario de Santander Río Advance en la Universidad de San Martín. Desde entonces todo cambió, comenzaron a ser partners laborales y amigos.
"Habernos conocido fue uno de los aspectos más fructíferos del curso. Ese espacio de intercambio que se propone con los otros empresarios, el ida y vuelta en las clases es lo que más capitalizamos", explica Adrián y Darío agrega: "lo importante en estas capacitaciones es que te abran los ojos, que te motiven".
Sin embargo, para comprender la historia de estos dos compañeros, antes es importante destacar en qué consisten sus industrias.
Inicios
DS Electromecánica SRL, empresa de Darío Schmunck, nació en 2003 como un servicio de diseño industrial a las empresas, haciendo montajes y reparaciones eléctricas y mecánica. Lo cierto es que varios clientes vieron este empuje emprendedor y les entregaron proyectos, lo que les permitió evolucionar.
"Empezamos a hacer experiencia con Volkswagen, Toyota y muchísimas otras compañías. Hoy somos 24 los que nos dedicamos a fabricar, diseñar y hacer el montaje de equipos específicos que nos piden nuestros clientes. Son productos especiales, que no se encuentran en el mercado sino que le ponemos horas de ingeniería con sistemas neumáticos, eléctricos, mecánicos, dispositivos especiales. Trabajamos mucho con automotrices, hacemos equipos que facilitan la fabricación de vehículos y sus piezas. Nos podemos definir como que somos el segmento específico de <crisis en línea>, es un segmento elitista con mayor costo pero también demanda mayor conocimiento", comenta Darío que hace siete años tiene su taller en Pablo Nogués: "en su momento vendí mi casa, compré el taller, lo armé y después volví a comprar mi casa. Tomé riesgos, no fue fácil", declara.
Por su parte, Carrocerías San Jorge SRL, de Ariel Magnani, cuenta con más de 50 años de trayectoria pero resurgió hace tres. "En su momento mi padre comenzó la elaboración de carrocerías de acero inoxidable en un taller chico. Ya hace algunos años que me metí con la industria del plástico y volvimos a fabricar porque sólo se estaban haciendo reparaciones", sostiene Ariel. En 2012, hubo una refundación y se conformó la SRL. Desde entonces se encuentran en expansión, con un nuevo galpón de producción que duplicó el tamaño y sumó mano de obra <pasó de tres a nueve empledos> y herramientas. "Me tecnifiqué, el nuevo galpón está mejor ubicado, a la vista en San Martín y con playa de estacionamiento. Eso fue un salto exponencial", dice Ariel.
Santander Río los unió
Más allá de los conocimientos adquiridos, ambos emprendedores coincidieron en que los cursos de formación tienen como herramienta fundamental la posibilidad de encontrar contactos. Al respecto, Ariel comentó: "Mi compañía tiene mucho poder de producción pero no tengo la ingeniería que tiene Darío. Cuando nos conocimos, la propuesta fue trabajar en conjunto en distintos proyectos. El primero fue un camión escenario que nos encargó la Provincia de Buenos Aires, otro de ellos fue para Toyota y en sociedad pudimos mejorar los tiempos y la cantidad de producción".
Asimismo, Darío hizo especial hincapié en que en el mercado independiente "hay mucho compañerismo", porque los dueños de las pymes "son nobles". "Nos ayudamos técnicamente y a veces hasta financieramente. Nos prestamos la agenda y nos pasamos los servicios y proveedores. Por más que seamos competidores nos asistimos, ese concepto de competencia leal o desleal es de la generación pasada, ahora se apuesta al crecimiento conjunto del rubro. Con Ariel puntualmente multiplicamos clientes. Al estar unidos generamos otro poder de respuesta ante los pedidos. Ya nos sentimos amigos".
En primer persona
-¿Qué objetivos tienen a corto plazo?, ¿Y para un futuro lejano?
Darío Schmunck: - Queremos seguir tecnificando, la ingeniera genera cambios y necesitamos más equipos para bajar los costos operativos. Así tendremos mejor tiempos de respuesta. Vamos a trabajar con cuidado del medio ambiente. A largo plazo nos gustaría mudarnos a un predio más grande para poder tomar proyectos más importantes.
Ariel Magnani: - Hace poco comenzamos a poner terceros ejes, es un negocio nuevo y que no se hace en muchos lugares. Así que queremos seguir desarrollando eso. A cinco años me gustaría tener mi propio galpón, quiero comprar un terreno y hacer la planta propia. Coincido con Darío en que también quisiera desarrollarme técnicamente.
-¿Siempre pensó en ser emprendedor?
D.S.: - Somos emprendedores por decisión, hay otros que lo son por oportunidad. De chico salía a limpiar heladeras en las carnicerías o vendía duraznos porque tenía iniciativa. Fui vendedor ambulante, no me quedaba quieto. Creo que ser creativo es clave. Yo me dedicaba a reparar máquinas, fui bien aconsejado y empecé a desarrollar el conocimiento que me faltaba para explotar este nicho.
A.M.: - Siempre pensé en emprender, era emprendedor cuando era empleado. Creo que una característica positiva es siempre ir para adelante.
-¿Qué cualidades deben tener los emprendedores para destacarse?
D.S.: - Una de los valores debe ser la iniciativa. Desde que arranqué siempre me preocupé en formarme en aquellas áreas que no conocía, haciendo cursos y contratando gente que tenía más conocimiento que yo en otras materias.
A.M.: - Es importante poder correr riesgos, y eso es una cuestión de personalidad. No hay que tener miedo a perder.
-¿Qué les dirían a esas personas que están esperando el momento justo para emprender o que tienen dudas?
D.S.: - Les diría que lo hagan de una vez o que directamente no lo hagan. Ser emprendedor es un estilo de vida, no te garantiza nada. En mi opinión es importante tener un padrino, alguien que te guíe.
A.M.: - En mi opinión que no arranquen, si tenés dudas el mercado te come.
-¿Cómo encuentran el equilibrio entre los emprendimientos y la vida personal?
D.S.: - El emprendedor tiene que saber cómo manejarse con la familia, con los amigos y demás, es difícil al principio pero luego de algunos años se puede.
A. M.: - Los primeros tiempos son de mucho sacrificio, pero de a poco te vas equilibrando. Hay que estar atento y tener cuidado.
-¿Qué relación tienen con Banco Santander Río?
D.S.: - Soy cliente de la sucursal de Grand Bourg y me siento cómodo si el banco me escucha. El gerente de sucursal tiene esa capacidad y me acompaña desde lo profesional con consejos. Es importante para nosotros que nos presten atención en detalles técnicos, el oficial de cuentas es un compañero de trabajo.
A.M.: - Voy invirtiendo dentro de lo que puedo por la financiación que recibí. El Banco Santander Río me dió un crédito a tasas blandas, pero hasta el momento no tengo más capacidad, me manejo con ese dinero. Soy cliente de la sucursal de Villa Adelina.
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